Coronavirus: una mirada pesimista
Empecemos con la única buena noticia de esta publicación. En relación a la semana pasada, la curva de contagio del
Esta etiqueta fue primero una sección de Trafkintu y se convirtió en el antecedente del concurso Vivir Adentro. Ante la necesidad de varios autores de expresarnos o tratar de entender algo in media res de lo que fue el cambio de paradigma sanitario más grande que hayamos vivido.
Al repasar los textos uno se encuentra con una experiencia antropológica fascinante. Mientras más ignorancia teníamos sobre el tema por su novedad, más grande era la necesidad de encontrar esos megasentidos como la caída del capitalismo, la muerte invadiendo Europa, el fin del imperio norteamericano, el despertar de la naturaleza, la solidaridad sanitaria o el fin de la libertad como la conocíamos hasta el 2019.
Buscábamos datos frenéticamente, tratando de entender hasta donde llegaría la rompiente de la ola de la covid, mientras nos preparábamos para una larga temporada en el ostracismo hogareño. Éramos personajes del Eternauta. Estábamos dispuestos a convertirnos en topos, que redujeran sus salidas a la superficie lo mínimo indispensable para volver rápido a sus cuevas.
Después el tiempo pasó y, aunque la obediencia y el miedo salvaron tal vez miles de millones de vidas, hoy nos permitimos preguntarnos sino exageramos un poquito.
Sea cuál sea la opinión del lector, se recomienda encarecidamente pecar de demasiado prevenido en un potencial apocalipsis mundial, que lamentarlo cuando sea tarde. Después de todo, cuesta creer que algún historiador o balancista moral de los hechos le reproche a Ramón Carrillo haber tomado demasiadas medidas contra la tuberculosis, el paludismo o el mal de Chagas, en su afán por erradicarlas del país.
Es entonces esta etiqueta un repaso por los pensamientos de varios humanos y humanas, sumidos en los primeros meses de esta experiencia planetaria llamada coronavirus.
Empecemos con la única buena noticia de esta publicación. En relación a la semana pasada, la curva de contagio del
No es por ser gordofóbico. Tampoco es premeditado. Hacer ejercicio surgió solo, casi inconscientemente. No soy de hacer mucho deporte,
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Era la hora secreta del cielo: cuando más refulge porque los seres humanos duermen y ninguno lo mira. Antonio Di
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Si integrás el selecto grupo en el que me encuentro, el grupo para los que la cárcel como destino no
Hay muchas páginas para ver películas y series gratis on line. Varias de ellas tienen un volumen de material mayor
Cuando esto empezó muchas cosas parecían estar previstas. De un modo bastante tétrico, en estos días de encierro revivimos a gran escala la gama completa de miedos que nos inoculó el neoliberalismo.