En la casa de barro mi abuela crió a siete hijos y perdió a uno. Mi abuela no fue a la universidad y todos sus hijos construyeron su futuro sobre el barro, sobre el amor de una madre que cosechaba maíz y mandioca, cocinaba panza llena, esperanza, hijos con la frente en alto y trabajo en los brazos.

La casa de mi abuela estaba hecha de barro y mi abuela de fortaleza, de manos sucias, de corazón grande, de pies cansados, de palabra mal pronunciada, de angá pobre, de gurisada, de guaraní, de paraguayo chaqueño, de Paraje Quiá, de calle embarrada, de agua sucia, de letrina fría, de primaria completa.

En la casa de barro mi abuela parió gente que nació para no rendirse.