Carta de un inocente

Paso todas las noches por la vereda bajo tu ventana.

   Trato de no mirar hacía arriba.

   Porque ahí vivís vos y las estrellas.

   Vos y las estrellas me quedan mirando cada que paso por bajo tu ventana.

   Ninguna se atreve a hablarme.

   Si alzo la mirada y te veo, te pediría un deseo:

   «Déjame subir».

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