Te Amé un montón
te amé mucho un montón demasiado para ser yo fuiste mí único amor el romántico pero no recíproco que me
Durante mucho tiempo la pregunta fue por el ser de la literatura y después se pasó al para qué sirve la literatura. Más sensata que la anterior, esta pregunta dio lugar a muchísimas repuestas, casi infinitas según la posición adoptada. La literatura puede describir cómo echan humo las chimeneas de las fábricas o puede tomar la palabra para afirmar su propia imposibilidad de hablar.
El asunto es que, como designa un vacío, la literatura es siempre lo que pasó antes. Por eso se frustraron los intentos de fijar una definición. Cada vez que se dice “es esto”, la literatura ya está en otra parte.
Igual que en las Metamorfosis de Ovidio, cuando a Filomela le cortan la lengua y la encierran, pero igual se las arregla para contar su historia: la borda en una tela. Luego se convierte en ruiseñor, y quién sabe qué más ocurrió después.
Como en el mito, la literatura no tiene otra obligación que la de mutar. Dicho de otra manera, la literatura es siempre lo que está por venir.
Juan José Guerra
te amé mucho un montón demasiado para ser yo fuiste mí único amor el romántico pero no recíproco que me
Felices aquellos que el señor los ha abrazado y protegidos contra toda educación de la maldad Desgracia para aquellos que
Aquí vienen las sirenas. Aquí vienen los murmullos atrás de tu oído. El «tal vez», el «y si». Aquí vienen
Bajo la sombra de luto y desencanto, Eva, como «abanderada de los humildes», se desvanece, su voz en el eco
Te veo en cada graffiti de la ciudad el trazo de tus manos hace dibujos: un paisaje, un ambiente urbano
Amado campo mío:tolera un rato mi vana prédica,el servicio, confíollevará esta carpeta a tu mesa,si no se desintegra el fofo