Templo de tatuajes
Sentados en un banco, la felicidad está en sus ojos y la brisa le mueve el flequillo castaño, en medio
Durante mucho tiempo la pregunta fue por el ser de la literatura y después se pasó al para qué sirve la literatura. Más sensata que la anterior, esta pregunta dio lugar a muchísimas repuestas, casi infinitas según la posición adoptada. La literatura puede describir cómo echan humo las chimeneas de las fábricas o puede tomar la palabra para afirmar su propia imposibilidad de hablar.
El asunto es que, como designa un vacío, la literatura es siempre lo que pasó antes. Por eso se frustraron los intentos de fijar una definición. Cada vez que se dice “es esto”, la literatura ya está en otra parte.
Igual que en las Metamorfosis de Ovidio, cuando a Filomela le cortan la lengua y la encierran, pero igual se las arregla para contar su historia: la borda en una tela. Luego se convierte en ruiseñor, y quién sabe qué más ocurrió después.
Como en el mito, la literatura no tiene otra obligación que la de mutar. Dicho de otra manera, la literatura es siempre lo que está por venir.
Juan José Guerra
Sentados en un banco, la felicidad está en sus ojos y la brisa le mueve el flequillo castaño, en medio
Un aeropuerto es un crisol de emociones. El murmullo constante de voces en diferentes idiomas, el eco de los anuncios
miss take juega teg en la régula y avanzan los profetas de profertil todo un tema un lema de flema
no es que estemos cansados de los cuentos que estamos cansados de la mentira pir ejemplo nadie se salva solo
odio el producto del esfuerzo y el trabajo las horas previas con la angustia en el preámbulo el mate torcido,
El viajero inglés encuentra en el silencio Las tempestades de una lluvia, Ha estado bajo tierra. Muy abajo, en el